Welcome to Violet's Notebook

sábado, 14 de agosto de 2010

Promesas de papel


El 3 de febrero decidieron decir sí sus corazones. Sí al amor, sí a la esperanza. Pero nunca se les pasó por la cabeza lo difícil que podría llegar a ser el camino que recorrerían juntos.

20 de junio.
En una playa apartada del mundo real:

Alex estaba en el balcón, los brazos apoyados en la barandilla, la mirada fija en el mar, impotente.
Ella se acercó, silenciosa, dejando el rastro de un corazón desesperado.
-Lo siento-. Él se sorprendió, no lo esperaba.
-No tienes que sentir nada-. Sus ojos seguían fijos en el mar. El atardecer anunciaba su llegada, pero aquella vista que en otro momento le encogería el corazón, no es suficiente para ahuyentar los fantasmas que asolan su corazón.
-No. Lo siento. No debí hablarte de esa manera-. Alyson se acercó más a él, pero aún no se atrevía a tocarlo.
Alex no sabía qué decirle. Una parte lo impulsaba a estrecharla entre sus brazos y besarla como nunca lo había hecho, para sofocar su sed de amor; por otro lado, sentía que necesitaba escapar, huir, ser cobarde y dejarlo todo atrás. Pero no podía. La amaba y ella no se merecía aquello.
-Aly…Déjalo. No importa, de verdad-. Siempre conseguía ablandarlo.
Ella se acercó a la barandilla, sin mirarlo. El sol comenzaba a acercarse al horizonte, otorgándole una sofocante belleza a sus ojos.
-Alex…Yo…-. Necesitaba aclarar sus ideas, pero no sabía cómo-. ¿Se ha acabado todo?
Por un momento, el corazón de Alex pareció estar a punto de explotar. ¿Acabar?
-A… ¿acabado? ¿El qué, Aly?-. La miró por primera vez. Sus preciosos ojos del color del océano miraban al frente, y de ellos amenazaban con dejarse caer lágrimas delatadoras.
-Yo… No sé Alex. Con todo lo que está pasando no sé lo que quieres que ocurra. Yo… Lo siento, no debí decir nada-. Se dio la vuelta e hizo ademán de salir por la puerta.
Él la cogió a tiempo de la mano, e instintivamente, cogió su suave rostro entres sus manos y la besó. Un beso cargado de razones, sentimientos, pruebas y respuestas.
Ella se dejó llevar, mientras que pequeños ríos salados surcaban sus mejillas. Él la miró entonces a los ojos y abrió el candado que reprimía a su corazón:
-Alyson, te quiero. Te quiero como nunca he querido ni querré a nadie. Tal vez me creas o no, pero estoy dispuesto a demostrártelo de todas las maneras posibles. Sé que esto es difícil para los dos, y no sabes lo que siento que ella haya tenido que volver-sintió cómo sus ojos reaccionaron al oír cómo la nombraba-, pero desgraciadamente quedan cosas por resolver, y solo puedo pedirte una cosa…
Ella lo miraba expectante, aturdiéndolo con su mirada cargada de ilusión y amor.
-¿Me esperarás? ¿Prometes esperarme hasta que todo esto termine?-. Sentía bombear a su alterado corazón.
Tras unos segundos, ella se soltó con dulzura, y se acercó a mirar al horizonte. El crepúsculo del día desaparecía junto con los últimos resquicios del sol entre las oscuras aguas.
-Prometo esperarte, pero solo si tú haces algo por mí…
Él permanecía quieto, esperando su condición. Ella se giró y lo miró a los ojos:
-¿Prometes no dejar nunca de amarme, pase lo que pase?
Él inspiró, y sintió cómo su corazón volvía a renacer. Se acercó a ella, cogió de nuevo su cara entre sus manos, y abriendo su alma, dijo:
-Te prometo que nunca, jamás, dejaré de amarte.
Y fue entonces cuando la besó, y ambos sintieron cómo sellaban con ello la promesa de sus vidas.
( Dedicado a U*, Crazy Little Star)

lunes, 9 de agosto de 2010

Yo quería llorar...


Yo quería llorar, pero tú no me dejaste. Quería sanar mi atrofiado corazón, pero no lo permitiste. Cada vez que intentaba avanzar un escalón, tú me empujabas hacia atrás con tus dulces palabras. Sabías que no estaba bien, mas no permitiste que el tiempo pasase.
¿Te he contado cómo me sentía? Claro, cientos de veces, pero tú sofocabas mis gritos con silenciosas caricias.
¿Alguna vez me amaste de verdad? Dices que sí, y pese a que mi corazón quiere creerlo, no hay pruebas que justifiquen el daño. Solo quiero la verdad. Un atisbo, tal vez. Pero tú solo quieres seguir con la pantomima de nuestro amor. ¿Es que no te das cuenta? ¡Esto no es un escenario! ¡Nuestras caras no están cubiertas de máscaras de la farsa! Mi dolor es real, y tu inexorable criterio también.
Peón de una fría reina, triste marioneta. Y sin embargo, te quiero. Te amo como jamás se ha amado en el mundo. Pero, ¿acaso importa? Me mantienes en la frágil tela de tu juicio, a expensas de tu próximo arrebato. ¿No ves que no puedo más? ¡Te amo! Pero ya no puedo seguir engañando a mi corazón.
Tal vez me quisiste algún día, y puede que aún haya resquicios de aquel amor perdido. Pero todo se lo ha llevado el tiempo. El olor de tu piel, palabras de amor que me susurrabas al oído, las noches en vela donadas al corazón, tus suaves labios… ¿Y ahora? Ahora no soy más que el solitario habitante de una rígida bola de cristal. Esperando a que tú decidas el próximo paso. Porque yo soy incapaz de hacer nada sin ti.

martes, 3 de agosto de 2010

Dolorosas comparaciones




La primera flor de la primavera, el crepúsculo del día, la arena bajo mis pies descalzos, la calidez de los rayos del sol, el arrullo de una melodiosa voz: el comienzo de nuestro amor.
La inmensidad de un cielo estrellado, el horizonte, el vuelo de un pájaro, el galope de los caballos salvajes, la vista desde la cima más alta: partes de un camino que recorrieron nuestros corazones.
El hielo, las impertérritas espinas de una rosa, una afilada espada, la fuerza de los rayos, las garras de una bestia, el inexorable verdugo: en lo que se tornó tu corazón.
Un mar embravecido, una isla apartada, un desierto sin fin, un reloj sin manijas, una carrera sin meta, un camino sin delimitar: nuestro presente amor.
El fondo del abismo, un cielo encapotado, un cristal roto, la ceguera evitable, un llanto desolador, la soledad, la culpa, un espeso bosque, la incertidumbre, sentimientos rotos, el alma perdida: mi corazón.

lunes, 2 de agosto de 2010

Déjame escapar


¡Calla! ¡No hables más! ¿Acaso quieres verme sufrir? Maldito iluso, por supuesto que sí. ¡No sigas! ¿No ves que mi corazón no puede más? De tus dulces labios solo salen despiadadas palabras, dispuestas a quemarme la piel. ¡No me digas que me quieres! ¡Deja de decirlo! Mis oídos tiemblan, mi alma intenta escapar de la prisión de las promesas. ¿No te das cuenta de que no puedo más? ¿Que me duele oírte decir que te importo? Necesito que me dejes huir, llegar hasta donde tus caricias no me puedan dañar. Déjalo, no hay tiempo para volver atrás.
Llevé el peso de nuestro amor durante mucho tiempo, ¿todavía quieres que lo siga haciendo? Dejé de lado mis sentimientos para proteger los tuyos, y ahora que sabes lo que quieres, ¿no me dejas olvidarte?
Cientos de palabras, canciones desesperadas para acompañar a un corazón roto. No puedo seguir cavando el abismo de mi desgracia. ¡Entiéndelo! Ya no debes seguir jugando con mi corazón. Escuché tus lamentos y deseos, cambié mis sueños por los tuyos. Pero ahora que yo sé lo que quiero, ¿por qué no me dejas escapar?
Lágrimas del recuerdo, brotes de esperanza. A ello intento sujetarme. Un amor corrompido y tantos sentimientos destrozados, ¿es que vas a continuar?
Y sin embargo aquí sigo yo, gritando al cielo para que me ayude. Intentando cazar estrellas para que guíen a mi oscuro tormento. Dejando el rastro de un amante usado. Y mientras, contemplo como manejas los finos hilos de esa marioneta a la que llamas amor.