Welcome to Violet's Notebook

lunes, 29 de noviembre de 2010

Decepción


Decepción. ¿Conoces esa palabra? Creo que no. Es tan duro cuando alguien que creías diferente te decepciona. Crees haber encontrado un atajo, una brisa purificadora, un cielo estrellado. Y sin embargo, cuando menos te lo esperas tu constelación de apoyo explota en mil bolas de fuego que te abrasan la piel, fundiéndote el corazón. ¿Por qué? ¿No era suficiente? ¿Querías más? No me importaban tus ambiciones, pero sí que me desterrases a otro mundo por ellas. El puente de Londres ha caído, y con él todas mis esperanzas de encontrar una linterna. El viento arrecia, y todos se han ido. ¿No querías resurgir de tus cenizas? Enhorabuena, ya lo has conseguido. Pero no entiendo qué tenía que ver yo en todo esto. ¿Era acaso un impulso para tu gran salto? Yo no quería ser eso para ti, yo quería ser tu salto. O al menos formar parte de él. Pero tú querías más, y mi sonrisa no te era suficiente.
Al fin y al cabo no tengo derecho a culparte de nada. ¿Eres libre, verdad? Pero quiero que sepas, que no hacía falta destruir nuestra burbuja. Con hilo y aguja me hubiera cosido esa herida, y hubiese sido feliz si me dejabas seguir siendo tu amiga. Pero tú sucumbiste al oro de Cortés y con la pala del olvido enterraste mi recuerdo bajo tierra. Y sin embargo, en ocasiones creo entrever en tus ojos el brillo de antes, todavía hay veces en las que creo poder sentir tus abrazos gratificantes. Pero como mismo vienen esos retazos de sueños, se van; y tú regresas a tu nueva vida de fiestas y desmadres, dejándome a mí aquí, en el que un día fue nuestro mundo, recogiendo los restos que quedan de él. ¿Por qué lo destruiste? ¿Acaso me había colado en una fiesta de disfraces y yo no me había enterado? ¿Eras tú el de la máscara azul? ¿Estabas disfrazado de personalidad, entonces? Puede que algún día lo sepa…
Sigues siendo muy importante para mí, así que solo me queda desearte suerte en esta nueva vida, la que tal vez era la de antes pero no me la habías enseñado. Me conformaré con tratar de olvidar todo este desorden, y puede que algún día te dé por regresar y contarme por qué lo hiciste. Buena suerte en tu viaje estrella fugaz, yo me quedaré en nuestra parcela de luna, desde la que un día solíamos contemplar juntos la locura del amor y todo aquello que nos atormentaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario