Welcome to Violet's Notebook

viernes, 15 de octubre de 2010

Divagaciones de una mente perdida...


Pasaron años, casi décadas hasta que por fin pude abrir los ojos. Había permanecido mucho tiempo bajo la sepultura del odio y por entonces aún me costaba respirar. Di dos pasos cautelosos y entonces volví a sentir mientras comenzaba a caer una suave lluvia que me devolvió el sabor. El viento certero me trajo el aroma de la existencia y los gritos de los ángeles. Y tras aquel espeso bosque, límite del deseo, mis ojos hallaron la grandeza del infinito horizonte.
Como pequeños dientes de león que el aire traslada sin rumbo fijo, los recuerdos vinieron a mí inexorables, empapándome sin esperar resistencia:
-Quédate conmigo-, me dijiste. Pero tú no veías que mis alas eran muy grandes para aquel minúsculo cuadrilátero.
-No lo acepto-, me recriminaste. Pero la decisión ya estaba tomada y tú no fuiste capaz de ver cuánto me había costado escalar hasta aquella cima, donde me reencontré con los dioses, quienes me arroparon con torrentes y rayos, garras y gritos.
Pronto, tropecé con la agonía y caí por la colina entre zarzas y espinas. Pero yo no me daba cuenta de que aquello era solo el diseño de mi propio laberinto. Yo era la arquitecta de mi tormento, podía dibujar salidas y sin embargo me dedicaba a colocar grandes murallas.
Ahora los recuerdos me acarician la piel y rozan mis heridas. Soy yo quien controla estas sombras indestructibles. Suspiro aliviada, mientras les suelto la mano y las dejo marchar. Permanezco un rato con los ojos cerrados mirando al cielo, mientras la lluvia recorre mi cuerpo desnudo, llevándose consigo el barro y purificando mi alma. De repente, oigo una voz y asustada me doy la vuelta. No hay nadie, pero puedo notar el cambio. La lluvia comienza a caer torrencial y la luna está siendo protegida por los espíritus grises del cielo. Una pisada. Me giro y ahí estás, con una leve sonrisa y ojos lascivos:
-He vuelto-, me dices, y te acercas un poco más. Creía que éramos idénticas pero ahora puedo ver mi equivocación. Tus ojos se ahogan en llamas de sacrificio y tu aterciopelada piel brilla con un aura lapislázuli por la luz lunar. Tu cabello sedoso se agita rebelde por el viento, y tus delineados labios esperan inquietos, sedientos de dolor. Te creí insuperable e incapaz de sortear; y ahora te veo perfecta, radiante y atractiva, como depredadora que eres tratas de convencer a tu presa. Pero ahora las cosas han cambiado. Sé que te propones arrancarme el corazón otra vez, pero he resurgido con uno nuevo al que no voy a dejar que corrompas. Ya no formas parte de mí, y hoy decido que no vas a hacerlo.
Me preparo, atenta a todos tus movimientos, mientras tu elegancia destructiva quema pétalos cercanos. Esperas ganar, y sin embargo, te sorprendo cuando me abalanzo sobre ti, porque esta vez he decidido destruirte yo a ti; hoy yo he dado el primer paso. No sé cuánto duró esa lucha entre almas, ni cuántas veces traté de echarte de mi ser, mientras tú intentabas alcanzar mi corazón con tus afiladas uñas; pero de pronto, me vi sola de nuevo. La huída de tu presencia equilibró el escenario y la lluvia menguó, mientras el resto de espíritus terrenales se calmaba, yo me dejé caer sobre la húmeda hierba, mientras gotas celestiales curaban las heridas del reciente enfrentamiento. Había ganado, había logrado echarte de mi vida. Entonces ya sabía que algún día querrías regresar, pero yo tendría mi escudo preparado, o quién sabe, puede que para ese momento las cosas hubiesen cambiado de nuevo. Pero allí, alma entre espíritus superiores, yo solo vivía el presente, yo solo me dejaba embriagar por la pequeña victoria y trataba de tranquilizar a mi corazón. Pero mírame, escribiendo sin ton ni son. Contradiciendo de vez en cuando mis palabras con mis emociones. Tratando de describir un momento, un relato, una parte de mí que tal vez aún no se haya dejado ver. Ni idea de si está bien escrito o no, si sirve para algo o es solo un malgasto de tiempo. No sé de dónde vino esta historia ni cuántas páginas abarcará, pero por ahora, me está sirviendo de desahogo, así que déjame terminar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario