Welcome to Violet's Notebook

miércoles, 6 de octubre de 2010

No puedo...

No, no puedo. No puedo seguir sintiendo cómo ardo por dentro, cómo se queman mis sentimientos, mi alma. No puedo seguir desquebrajándome poco a poco, con estadillos cada vez más fuertes y sonoros. Ya no me queda corazón, te lo has cargado todo, y sin embargo, todavía duele.
No puedo seguir adelante. Lo he intentado, pero no puedo. Intenté despejarme y pensar en otras cosas, pero es inevitable. Todo me trae recuerdos, dolorosas punzadas que me atraviesan la piel sin compasión. Me despojaría de todos ellos para no verlos nunca más, pero ya es demasiado tarde. Forman parte de mí, y por eso no puedo olvidar, no me dejan olvidarlos.
No, no puedo seguir con esta incertidumbre. ¿Qué he hecho? ¿Acaso hice bien? No lo sé, no puedo saber. Dicen que siga mi corazón, ¿cuál? ¿Ese al que ya no le queda vida? No tiene mucho más que decir, no sabe a dónde ir. Lo daría todo porque me dijeses qué hacer, porque me tapases los ojos con tus cálidas manos y me guiases hacia la salida de este infierno cruel. Y sin embargo, tengo cientos de manos entre las que elegir, todas se ofrecen a servirme de guía, pero yo no puedo escoger ninguna. Os escucho, lo prometo, pero no puedo seguiros, no entendéis mi ritmo, no entendéis que tengo muchos trozos de corazón que recoger para poder seguir adelante.
No puedo. Un logro para mí ahora es no llorar, y sin embargo, cuando me reconstruyo a mí misma y doy un pequeño paso adelante, esa pérfida sombra viene a por mí para ahogarme en las oscuras aguas del dolor. Y ya no puedo salir, y ya no puedo reír. Ya no puedo seguir adelante porque el agua no me deja ver el camino.
El tiempo….Dicen que con él todo se acaba superando, pero ¿por qué tarda tanto? ¿Por qué no se lleva estas duras espinas que acorralan a mi corazón? No puedo esperar más, no quiero ni empezar. Me dejaría caer a cualquier abismo que me prometiese la huída a un lugar mejor. Me dejaría arrastrar por cualquier alma perdida hacia su propio infierno con tal de no vivir el mío. No puedo hacer otra cosa, la memoria se ríe de mí trayéndome dolorosos recuerdos y jugando con mi conciencia. Fue tan bonito en su día… y ahora no es más que un afilado puñal que desangra mi alma. Aquel abrazo, aquella canción, aquella sonrisa… todo ha quedado reducido a un cúmulo de ases en la manga del destino para llenarme el camino de reparos y no dejarme avanzar. No es tan fácil, no, no lo es… Mírame a mí, hundida en estas arenas tenebrosas…
No, no puedo. ¿No ves que es casi imposible para mí soportar la idea de haberlo perdido todo? ¡Lo sé! ¡Sé que estas son las consecuencias de mi elección y de que creí que esto sería lo mejor! ¡Por esto nunca quise cambiar las cosas! ¡Por esto me conformaba con apartar ese dolor que ahora veo tan sano! Nunca quise salir de la boca del lobo, y ahora siento que me encuentro en lo más hondo de su negra pupila, cayendo sin parar en un lugar del que por ahora no creo que vaya a salir. Pero, ¿qué hago? Me dicen que me espere, pero ¿no te das cuenta de que luego puede ser peor? ¿De que tal vez luego no haya marcha atrás? Y sé, que negando la luz nunca volveré a ver, que si me tapo los oídos jamás volveré a oír. Pero ya casi no me importa porque de verdad veo que no puedo. Y seguiré caminando por este fangoso mundo que me está tragando. Y seguiré lamentándome por este horrible sufrimiento que no me deja respirar. Seguiré descalza por este camino de brasas y espinas repitiéndome a mí misma “No puedo, no puedo, no puedo….”

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